Después de hablar con Cupido, les puedo decir que es bastante diferente a como lo pinta la mitología. Es un tipo de más o menos dos metros de altura, de pelo castaño y viste de terno. Se pasea con zapatos guante, tiene una oficina en el centro de Santiago y en vez de flechas usa unas jeringas con un contenido bastante potente.
La verdad es que en mis planes de vida nunca estuvo conocer a un dios de la mitología griega. Pero por los infortunios de la vida lo tuve que hacer.
Yo hace seis meses estaba a punto de casarme con una mujer prácticamente perfecta, era una ingeniera comercial de gran prestigio, con unas curvas despampanantes. Tenía una sonrisa que dejaba a todo el mundo de cabeza y una simpatía francamente indescriptible. Esa mujer perfecta se iba a casar conmigo, un personaje mediocre sin aspiraciones de surgir, con un carácter que deja bastante que desear y con una sonrisa aterradora.
Debo dejar en claro que mi autoestima en estos momentos deja mucho que desear. He pasado por una crisis bastante irritable de la cual estoy recién saliendo. Por eso les pido un poco de comprensión con mis palabras, no soy tan terrible como me describo pero tampoco soy de gusto universal para las mujeres. El punto era que gloria en ese minuto era lo mejor que me había pasado en la vida y alguien estaba a punto de quitármela.
De un día para otro tan solo pensar en Gloria me producía arcadas. Creerán que exagero pero tómenselo al pie de la letra. Al ver a mi prometida mi cuerpo sufría cambios. Primero, mis venas se llenaban de rabia y bombeaban hacia todo mi cuerpo un repudio universal. Mis ojos se inyectaban en sangre y mi mente sufría un cambio anímico indescriptible que afectaba toda mi sinapsis nerviosa. Andaba alterado y asqueado lo único que quería hacer era deshacerme de ella lo antes posible.
Un día con mi cabeza llena de ideas descabelladas. Lleve a Gloria a un paseo de campo. En el trayecto trate de volcar el auto. Pero me fue imposible, parece que estas cosas no resultan adrede. Pero ese no era el fin de mis intentos de asesinato, después la lleve al rió. Desde lejos se veía un lugar perfecto para una muerte desenfrenada contra una cascada. La invite a que nos bañáramos. Sabia que si mi plan resultaba a la perfección eso significaría mi muerte, pero ese era uno de los riesgos que estaba dispuesto a correr. Por lo que no era mayor problema. Pero el rió estaba tranquilo y lo único que iba a conseguir era que se enfermara de pulmonía por lo que decidí hacer una estrategia fuerte, terrible pero decisiva. La lleve hasta una vía de tren y la amarre tal cual como lo hacen en las películas. Entre paréntesis es un procedimiento muy difícil, entre patadas y patadas uno debe tratar de hacer nudos y amarres. No es una cosa fácil, recordemos que ella no esta de acuerdo con que la amarren a una vía de tren. por lo que su reacción es bastante violenta. Según mi doctor tengo serias contusiones en el cráneo por culpa de sus patadas. Pero volviendo al tema les debo decir que siempre es bueno verificar que la línea del tren este en uso. Porque o si no les pasara lo mismo que a mi. Una novia enfurecida con un sequito de carabineros pidiendo que me aleje de su vista por lo menos 500 metros (que es lo exige la ley).
Yo completamente destruido, no sabía que me pasaba. La deje de ver y las nauseas se habían terminado. Mis ganas de aniquilarlas habían desaparecido. Toda actitud extraña se había esfumado. Igualmente para disipar toda duda visite a un psiquiatra para que me dijera que me había pasado. El me hizo una serie de test y me encontró una serie de enfermedades anexas, pero nada que tuviera que ver con mi repudio hacia mi novia.
Por lo cual decidí llamarla, pero al segundo que escuche su voz, la idea de cortarla en pedacitos surgió en mi cabeza. Algo me estaba pasando, esa mujer era el tesoro más preciado que tenía, y ahora lo único que quería era matarla.
Después de meses viendo a neurólogos, psicólogos, urólogos, magos y brujas una solución apareció como por arte de magia. Vi a un tipo que decía saber si alguien me había puesto alguna maldición, la verdad es que no creo mucho en esas cosas pero la situación me tenía desesperado. Este me dijo que mi mal tenía toda la cara de ser un maleficio de Cupido. Yo francamente impresionado, por que era la primera persona que me había dado una respuesta a mi caso. Por lo que le pedí más información.
El tipo me contó que ciertas personas con algunas características especiales podían hacer negocios con cupido, para que sus amados dejaran a los seres que amaban y se fueran con ellos.
El tipo me dijo que lo peor todavía no me había pasado, porque ahora tenía que enamorarme de la mujer o el hombre (cupido era un dios liberal y pluralista) que le había pedido el favor. Este proceso podía tardar meses o años, pero se debía llevar a cabo. Yo inexperto en este tipo de cosas, le pregunte que me iba a pasar durante este tiempo. El me contesto con una pregunta: usted ha buscado algo inusual últimamente en Internet. La respuesta era si. Había buscado sobre técnicas de homicidios caseros. Pero ese era otro tema.
Por lo que me dijo que en estos casos era bueno contactarse con el propio espíritu que había realizado el maleficio y que el personalmente me iba a contactar con cupido.
Después de meses de averiguaciones logramos contactarnos con cupido. El mago este, le dijo que quería hablar con el por un problema que tenia con un cliente, pero cupido le contesto que el no hablaba con intermediarios sino que con el personaje en persona. Le dio una dirección al mago y le dijo que yo fuera solo, sin ningún acompañante.
La dirección era de santiago y correspondía a un pequeño café llamado el poder del amor. Yo me senté en una pequeña mesa esperando reconocer a cupido. No muchas personas son enanos con túnicas que acarrean flechas. Pero la impresión mitológica me engaño. Un tipo me toca la espalda y me dice: tu eres Ernesto Rojas. Si- le dije- el mismo y usted es. Cupido respondió mirándome fijamente a los ojos, la verdad es que no acostumbro a hechizar a nadie por estos días. Pero tú causaste en mi algo que nadie había causado en 15 mil años de existencia. Prendiste en mi corazón la llama del amor. Ese sentimiento que por años, había luchado y protegido, pero nunca conocido. Cuando empezó con las palabritas cursi yo me empecé asustar. Nadie se me había insinuado en mi vida y cuando lo hacen resulta ser un hombre, que mas encima es un dios mitológico griego.
No quiero entrar en detalle de lo que fue esa noche ya que son recuerdos muy dolorosos para mi. pero quiero dejar en claro que cupido y yo ya no estamos juntos.
jueves, junio 15, 2006
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2 comentarios:
tai lesiando???....después leí el título de tu blog y me tranquilizé................te pasaste!!!!! es el primer pipecuento que leo y la verdad es que escribes demasiado bien y entretenido.......menos mal que era mentira, todavía estoy tiritando
nos leemos!!!!
Yolimar...
Que bien escribes!, te felicito, eres una persona muy ocurrente. je,je,je...
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